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Factores de Transferencia y El Cáncer

LA "MEMORIA" DEL SISTEMA INMUNE

En 1949 el doctor H. Sherwood Lawrence usó extractos de leucocitos o glóbulos blancos para demostrar que la respuesta inmune se transfiere de un humano que da positivo a la exposición a un antígeno específico a un receptor que da negativo... a través de pequeñas proteínas a las que llamó factores de transferencia.  Lo importante de la investigación de Lawrence fue que demostró que la "memoria inmune" era transmitida sin necesidad de inocular anticuerpos reales. Bastaba con los factores de transferencia, proteínas de bajo peso molecular. Por supuesto, todavía hay quienes niegan hoy la realidad de los factores de transferencia. Aunque no es, desde luego, el caso de quienes trabajan con ellos. Como el doctor Sergio Estrada -investigador del Departamento de Inmunología de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional de México y miembro de la Sociedad Mexicana de Inmunología- quien trabaja desde hace ya 30 años con los factores de crecimiento. "Nadie creyó a Lawrence al principio -nos diría el doctor Estrada- y todavía hay mucha gente que no quiere creer, ni quiere saber nada del Factor de Transferencia. Pero se convencen cuando empiezan a tratar a los pacientes con el producto". Llegados a este punto hay que explicar que los factores de transferencia son cadenas peptídicas compuestas de decenas de aminoácidos que parecen almacenar toda la experiencia del sistema inmune. El gran salto intelectual es entender que los factores de transferencia no transfieren anticuerpos ni los crean directamente sino que su función es la de educar, enseñar a las células del sistema inmune a reconocer antígenos específicos que pudieran pasarles inadvertidos. Por eso es por lo que probablemente la medicina alopática tiene problemas para admitir su existencia y sus posibilidades terapéuticas. Se trata, en suma, de una visión completamente distinta de los modelos farmacológicos normales. Cabe añadir que los factores de transferencia no curan nada sino que trabajan para hacer al sistema inmune "más inteligente", para que sea el propio organismo el que pueda eliminar la enfermedad. Son pues vitales en el desarrollo de las estrategias del sistema inmune contra la enfermedad y los gérmenes invasores. Y son además inmunomoduladores ya que no fuerzan una respuesta global sino específica y adecuada a cada ocasión.
Para entender su funcionamiento puede decirse que es como si los factores de transferencia almacenaran "fotografías químicas" de los virus, bacterias, hongos y parásitos con los que estuvieron en contacto en el propio organismo o en el de otros y transmiten esa información a las células encargadas de combatir la enfermedad en el organismo donde son introducidos. Y sus posibilidades son casi infinitas a juzgar por las declaraciones efectuadas por el doctor Estrada: "Los factores de transferencia son útiles en las enfermedades producidas por bacterias, virus, levaduras y hongos. Es el caso de enfermedades tan distintas como la tuberculosis (meningeal, renal y cutánea), la lepra, la coccidioidomicosis, la diabetes tipo II, las dolencias renales, la otitis, el herpes Zoster y simple, la hepatitis B, la toxoplasmosis, la leishmaniosi, el asma, la dermatitis atópica, la rinitis, la artritis reumatoide, la psoriasis, la esclerosis múltiple o el sjogren, entre otras muchas. Y lo mismo cabe decir en los casos de cáncer de riñón y próstata así como en melanomas y linfomas."

EL CALOSTRO

La otra línea de investigación -encabezada por grandes laboratorios especializados en complementos nutricionales- sostiene que los factores de transferencia es posible obtenerlos también del calostro de la leche -tanto humana como animal-, muy rica en proteínas, entre ellas todas las inmunoglobulinas (anticuerpos que defienden el organismo contra las infecciones). Y es que parece claro que la memoria inmune le llega al recién nacido a través del calostro, la primera leche que obtiene del pecho de la madre. Hoy sabemos que durante el último trimestre de la gestación la glándula mamaria acumula una sustancia llamada precalostro formada principalmente por exudado de plasma, células, inmunoglobulinas, lactoferrina, seroalbúmina, sodio, cloro y una pequeña cantidad de lactosa. Más tarde, en los cuatro primeros días posteriores al parto, se produce el calostro, un fluido amarillento y espeso de alta densidad y escaso volumen.
En suma, numerosas investigaciones han confirmado en los últimos años la posibilidad de beneficiarse del calostro animal -principalmente de las vacas- para reforzar el sistema inmune. Y de ahí que haya muchos complementos nutricionales que hoy lo contienen. Ahora bien, hubo alguien que llegó aún más lejos y se planteó que ni siquiera la gran cantidad de sustancias del calostro era suficiente para justificar el salto cualitativo que se da en el sistema inmune del bebé. Que faltaba saber cómo sin traspasar anticuerpos la madre transmite la memoria inmune a su hijo. Y de nuevo los factores de transferencia de Lawrence fueron la respuesta. Con lo que investigadores y laboratorios se apresuraron a extraer calostro de las vacas, hicieron una intensa filtración molecular y terminaron encontrando una molécula muy pequeña: el factor de transferencia. Y se decidieron a comercializarlos como complementos nutricionales de consumo oral.
PRUEBAS AMERICANAS Y RUSAS
Debemos añadir que una de las investigaciones más interesantes sobre la capacidad de estos productos fue la dirigida por el doctor Darryl See quien fuera director del Institute of Longevity Medicine de California y que trabajó en distintas ocasiones para Upjohn, Pfizer, Harvard y el Departamento de Defensa norteamericano. En la actualidad dirige una clínica en la que aplica los factores de transferencia a los pacientes de cáncer. El estudio tenía por fin determinar los efectos anticancerígenos "in vitro" de dos productos de la empresa 4Life. Y su conclusión no pudo ser mas clara. "Ambos productos -afirmó- inducen la destrucción de las células eritroleucémicas K562 a un nivel desconocido en la experiencia del director de la investigación y en la literatura médica conocida. Dado que la función de las denominadas células asesinas naturales es crucial para terminar con las células cancerígenas estos productos son candidatos ideales para formar parte de una terapia adyuvante en casos de cáncer. Además las células asesinas naturales forman una primera línea de defensa contra las infecciones de virus y otros microorganismos". Darryl See publicaría en febrero de 1999 una investigación en el Journal of the American Nutraceutical Association en el que estudiaba la capacidad de 196 productos naturales y no tóxicos para aumentar la actividad de las células asesinas naturales. Pues bien, algunos productos aumentaron su actividad en un 48'6% pero el factor de transferencia obtenido del calostro lo hizo en un 103%. Además, cuando el factor de transferencia fue combinado con una serie de agentes tímicos -los beta-glucanos de fuentes múltiples, Acemanano e IP6- el resultado fue un incremento sinergístico de la actividad de las células asesinas naturales del 248%. Esta combinación de factor de transferencia calostral, factores tímicos y extractos de polisacáridos biológicamente activos es el producto más activo probado hasta la fecha.
En una tercera etapa Darryl See realizó un estudio "in vivo" para lo que seleccionó veinte pacientes -12 hombres y 8 mujeres- que padecían cánceres en fases III y IV. Su media de edad era de 49,3 años y todos ellos habían sido enviados por sus oncólogos a morir a casa. La esperanza media de vida que tenían era de 3'7 meses. Pues bien, el protocolo consistió en dar a cada paciente 9 cápsulas diarias de factores de transferencia. Y ocho meses después ¡16 de ellos aún vivían! Unos habían mejorado, otros estaban estabilizados y en algunos el cáncer ¡estaba remitiendo! Se constató también que el número de células asesinas naturales había aumentado -de media- ¡en un 400%! En la misma línea de intentar confirmar la capacidad de los factores de transferencia comercializados por 4Life los doctores Calvin McCausland y Emma Oganova diseñaron un estudio para probar su influencia en la actividad de las células asesinas naturales. También el doctor Anatoli Vorobiev -de la Academia Rusa de Ciencias Médicas- dirigió un equipo en pruebas independientes. Pues bien, utilizando pruebas de citotoxicidad a doble ciego se combinaron células cancerígenas con células asesinas naturales de humanos y se dividieron entre grupos de células asesinas naturales activadas con factores de transferencia y grupos de células asesinas naturales no activadas. Los resultados demostraron concluyentemente la capacidad de los factores de transferencia para reforzar la actividad de las células asesinas naturales en un 283% e, incluso, en el caso del producto más avanzado en un extraordinario 437%, por encima de toda respuesta inmunitaria normal (respuesta establecida como línea de base de este estudio). Además los resultados de este experimento científico demostraron que las células asesinas naturales activadas con factores de transferencia mataban el 99% de las células cancerígenas lo que superaba la capacidad de defensa natural del cuerpo. Los científicos rusos, ante resultados tan excepcionales, solicitaron de inmediato mayor información sobre las muestras aportadas. "La muestra de 4Life (compuesto Transfer Factor E-XF) potenció la actividad de las células asesinas naturales más que el fármaco Interleucina-2 (IL2) utilizado de manera estándar. Aquí denominamos ahora a su muestra 'la interleucina de oro'", transmitiría el doctor Kisielevsky -miembro de la Academia Rusa de Ciencias Médicas- al laboratorio.
De hecho, los resultados han sido tan extraordinarios que en diciembre pasado -según asevera la empresa 4Life- el Ministerio de Salud ruso aprobó el uso de sus factores de transferencia como moduladores inmunitarios en hospitales y clínicas de la federación. Los resultados de los diez ensayos clínicos y dos estudios experimentales efectuados sobre estos productos quedaron plasmados en el documento metodológico aprobado por el ministerio que permite a los doctores utilizarlos en su práctica clínica.
Evidentemente queda mucho por avanzar en el campo de la Inmunoterapia y de los factores de transferencia -genéricos o específicos- pero se obtengan de la sangre o del calostro están demostrando ser unas prometedoras herramientas terapéuticas -más que contrastadas después de 30 años de experiencia- en multitud de patologías, entre ellas el cáncer. Aunque hasta ahora se hayan venido utilizando básicamente como compensadores del destrozo causado por la quimioterapia.
Antonio F. Muro- Discovery Salud Magazine.


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